Julia Ferrer embiste

enero 16, 2020 Sergio Gómez Reátegui 1 Comments


Si alguna vez van en busca de libros por las calles de Quilca o quizás por el campo ferial de Amazonas y se topan con algún libro de Julia Ferrer (Lima, 25 de febrero de 1925 - Lima,16 de febrero de 1995),
no ofrezcan resistencia, levanten esa joya, paguen el precio que  les pidan sin hacer remilgos.
Leer un libro de poesia de Julia Ferrer es un lujo que todos deberían disfrutar.




siempre he  vivido asomada a mi balcón de agua
creyendo en los anfibios y hasta he visto sirenas
mudas
eso sí

pero no basta ver para creer
para creer hace falta dudar

y yo no dudo

me gustaba tanto vivir asomada a mi balcón de agua
revoloteando con las luciérnagas
dejándome devorar por algún animal

mojándome sólo si llovía
llorando sólo si llovía
muriendo sólo si llovía

sólo si llovía

no te mires en el agua que vas a quebrarte

pero mi sombra no morirá jamás respondía
mi sombra siempre escuchará tu flauta
tu garza
tu magnolia
tu flauta

mi sombra siempre danzará con tu luz

sin embargo yo la vi ahorcarse
envenenarse
degollarse
ahogarse
quemarse

pero mi sombra no morirá jamás

danzará siempre con tu luz

aún colgada de los pies
danzará siempre con tu luz

siempre he vivido asomada a mi balcón de agua
creyendo en un visitante que nunca llegó
y hasta he visto sirenas
mudas
eso sí






Hay un color en el cual ya no puedes detenerte

cómo se llamará dios
debe tener el pelo crespo 
debe parecerse a 
ti
nunca firmará una carta 
quiere permanecer en el incógnito más perfecto 
tal vez usará lentes oscuros 
o sea 
mi dentista o la propia caries 
por qué esa manía de hacerse el raro
de actuar por medio de terceros 
en el más riguroso incógnito
burla a sus acreedores
él 
que no perdona una deuda 
todo esto lo divierte 
(alguna vez lo hará bostezar)
se limpiará las uñas 
disimulará un eructo
dejará plantada a la novia 
perderá en el cachito 
o trampeará si lo dejan 
llegará justo a la hora del almuerzo
tomará sus vitaminas 
dirá 
por qué he nacido 
cómo sería mi madre 
tengo ganas de llorar 
nunca me casaré
soy un sentimental
tal vez algún día me suicide
(se enternecerá de nuevo ante la idea)

cómo se llamará dios 
cuál de mis amantes habrá sido






poema

y yo 
que todo lo hago realidad 
me enredo mucho 
con el vaho de los hombres 

y es 
que la vida a bocanadas va 

pero en el fondo 
mi corazón
sufre
y pisa almendras 
y no solo eso 
sino también 
el miedo 
de aquel remoto esclavo 
que se escapó del cielo 
tomó la vida 
como quien va a su casa 
me dejó está piel suave 
y se ocultó detrás de la cortina 
mientras su sangre goteaba en 
el teclado 

el fugitivo aquél 
mal fugitivo 
osó mirarme cara a cara 
¡y todavía tenemos para rato!







de un posible barroco retorno

Cuando de un posible 
barroco retorno
resurja el arcángel de la media mampara 
en tropiezo verbal (atropello)
de filigrana y garúa
cuando 
quebrando espejos los vampiros

tú puedas evocar 
lo que él
lo que yo
navegando en mis cisnes
sin aventura
engalopados
y nubes boquiabiertas de placer dormido
Yo
la de siempre
hasta azul o la partida 
resucitando a medias 
con mi cariño a cuestas (carroña)
domingado y huraño 

Porque 
la vida no es de todos los días 
es a ratos 
no más 
es
a como puedas  


                             &
encima de los pétalos dormidos 
mis caricias vacilan
tocarlos es profanar su sueño 

pero cuando los miro ya caídos 
cadáveres que oscilan 

me inclino los beso
                           &

                          





tú sientes que las narices se te llenan de pus
y que la tierra es por todos lados toda
y que el licor ya no te arregla nada
y que el amor 
y que 

por supuesto era una niña con tanta curiosidad 
que salía derrotada 
a cada instante derrotada

esa esfinge me está esperando 

que espere 
mi dimensión exacta 
cuando (cuando) con mis propias manos
enmohecidas escarbe tu seno infatigable
tu seno silencioso e incesante 

cuando me trague tus abejas 
buscando la miel 
esa miel que sé que existe 
aquí en mi sangre 
y no la encuentro 
y no la encuentro

yo quisiera que mis cartas nunca tuvieran respuesta 
así podría echarle la culpa al cartero
porque es preciso echarle la culpa 
sino te encuentras tú mismo culpable

son tan imbéciles 
somos tan imbéciles

caer en las manos
caer en las fauces 
cuando comienzan a digerir te
y a cagarte

ya eres mierda ¿no?

pero la respuesta no llega 
y ya no tengo prisa 
y me voy 
porque me estoy perdiendo de vista.




"No sé por qué suerte de hechiceria encontré en mi carpeta un libro muy viejo y le faltaban páginas: era un poemario de Omar Kayam. Bastó que leyera un fragmento, para comprometerme definitivamente con la poesía. Este deslumbramiento se produjo una mañana de abril, en una pavorosa clase de aritmética. Esa noche no pude dormir agitada por nuevas vivencias y sensaciones".
Julia Ferrer.





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