Eduardo Cabezudo
Usted está aquí
Seguramente
No escuchando esto que le escribo
O tal vez huyendo mientras trato de invadirlo
Refugiado en una de estas grutas
Que desde el cielo deben parecerle a Dios
Sembradas en su tierra
Por una mano de creación desconocida
Mírese
Cuestiónese
Y responda con rapidez
Lo primero que le salga
Será su ubicación emocional
En este paraje de neurotransmisores
Véase los ojos sin usar el espejo:
Podrá sentir la forma y el movimiento
Que definen esta roca parasitada
Y la pertenencia q ue se divorciará
Del hilo rojo que une la obligación a la divagación
Para unirse a la de un espacio sin forma
— Por lo menos infinito —
No se confunda
No me refiero al universo
— Eso sí que es bastante finito —
Hablo de esa capacidad que le cuelga hacia arriba
Por encima de sus orejas
Y que ha sabido desafiar a la gravedad con su peso
Los ojos siempre están al frente
Pero el bosque rueda a todos lados
No se puede doblar la boca
Pero se agita acuclillado en los rincones
Lo diverso del trago y la comida
M ire a sus costados
Memorice las señales
Camine
Usted está aquí
A la distancia más cercana
Que se puede disponer
De todos los errores cometidos
Para organizarlos en orden ascendente de placer
Cierre los ojos y escúchese:
Los mapas no tienen voz
Y todas las equis forman clubes
Donde se discute lo diferentes que nacen de las cruces
Usted está aquí desplazándose
Sin encontrar fidelidad en sus recuerdos
Son inmensos los espacios vacíos
Pegajosa la necesidad del olvido
Usted sigue aquí
Destruyendo los instantes
Jamás lo conoceré
Aunque en el futuro compartamos un abrazo
O nos toquemos las manos hurgando en nuestros cráneos
Estamos ahora aquí
No solo compartiendo nuestro espacio
Sino un momento que nunca
Volveremos a tener
Un poema dadá que me nace d el bobó
Renuncio al poder de mi dedo pulgar y de mis orejas
Renuncio a la clase interactiva y a distancia
Renuncio a mi membresía en la revista de jóvenes anarco - progres herederos de sus abuelos
Renuncio al poder de lo conversacional
Porque la estación de mi desamparo ególatra
Exprime mi glándula salival en presencia de lo exclusivo
Porque adoro adolescentemente el color negro
Pero no me gusta andar de luto
Porque para eso uno tiene que odiar demasiado a sus padres
Y soportar la idea de mantenerse en un cuarto
Hablando con un desconocido
De las verdades de los mandalas
De los círculos con florecitas
De las piedras el licor y el kerosene
Cuando el humus ocular ha reconocido en ellos
Una trampa de la naturaleza para perpetuar la especie
Todo lo redondo term ina siendo idéntico
Por eso aro y siembro las aristas
En todas las acciones de mi oficio
Baño perros y gatitos
Tan solo por el placer de sentir sus músculos
Naturalmente tensos
Su pelaje delgado y su vientre suave
Las uñas gruesas o afiladas llenas de tier ra verdadera
La rigidez de sus hocicos
El agradecimiento que se escapa a la dictadura de nuestro lenguaje
Una vez tuve que atender a una iguana y aluciné con convertirme en poeta
Dime cuál es tu poder mutante
Y te diré de qué pie cojeas
Quiénes son tus ene migos y dónde beben sus secretos
Como este poema dadá que me nace del bobó
Tiene una linfa limpia y nadie le agarra el micrófono
Esas cosas que se rebelan solas
Cuando nadie te reconoce en la calle
Cuando te objetan la calidad de un flyer porque no se dist inguen las letras
Cuando tu vocación solo despierta siete minutos
Cada veintiocho días
Y tu hambre se saca el polo para agarrarse a golpes con tu presbicia
Cuando nadie entiende el poder de lo random
Porque te confunden con un futurista sin tomar en cuenta el peso de la experiencia
La acción mística veterinaria
También soy pintor
Cultivo el mítico arte de la astrología punk
Pero esa es una historia que solo se termina
Gracias a un orden que el día de hoy
Nos hace mucha falta
Tercera generación
Mi abuelo sonreía distinto al resto
Con el temple de saber siempre por qué lo hacía
Hoy que estoy en edad
De que todos mis amigos me hablen de la gracia de sus retoños
Que dijeron mami o papi tres veces esta mañana
Que sacaron la lengua
Le sonrieron a la tele en pl eno programa de las ocho
Se tomaron su primer selfie
Son unas balas
Súper inteligentes
Reconocieron sus propias heces y el olor de su bacinica
Ya caminan
Y se sientan
Y vuelven a caminar
Se muerden los dedos de los pies
Come con una mano y con la otra escribe en francés
Recita a Rimbaud
Y ordena poemas dadaístas con dialéctica precisa
Sorprendentes niños perfectos
Prometedores
Índigos extremos
Destinados a cambiar el mundo
Y recuerdo que mi abuelo sonreía cada vez que me observaba
Enfocado en mirar el vacío
O salvando a una hormiga de atravesar la sala llena de gigantes
Y retornaba yo a mirar el vacío
Sueña demasiado este chico
Se reía
Quiero creer
Como quien miraba a la esperanza
Y regresaba a hacer hígado frente al noticiero
A mi abuelo no le gustaba n los niños
Yo
Por el contrario
Le caía muy bien
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