"No siga ese pájaro" De Martín Zúñiga

noviembre 01, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Oscura golondrina

Yo le di mi corazón. Saqué mi corazón y se lo puse en la mano.
Vicente Luis Mora

La situación es esta: estoy en casa, 
he lavado los platos sucios 
juntado al sonido en un cajón del armario 
guardado tu porción de cena en una olla 
y sin muchas ganas prendí la televisión. 
Entonces se ha hecho de día. 
Entonces aún no has llegado. 
He calentado tu porción de cena y sin ganas 
almorzado. mis ojos se han cerrado, 
me he despertado casi cada hora.
Limpio un poco pongo el sonido en su sitio
rebusco algo para la cena. serví dos platos 
con un mantel nuevo. Han cortado el fluido eléctrico 
otra vez y otra vez el mechero la noche y la sed 
se encienden. tengo la tentación a ratos de salir a la calle 
a esperarte, tomar el sonido entre mis dedos reventados
sentarme en la vereda entre la fría madrugada. 
Entonces has entrado por la puerta de moscas, 
tirado las llaves y las balas sobre la mesa 
encendido el sonido y sin mirarme has flotado 
hasta la habitación y luego de tumbarte 
sobre la cama poco a poco has vuelto a ser tú 
y yo he hecho como si no me hubiese fijado.



País abierto

a Alarico, todista

mi país es tan pequeño que si me levanto
por el lado izquierdo de la cama
ya soy un extranjero. mi país 
no tiene más que una estación solo de salida 
de buses. en mi país cuando trajeron 
un cristo crucificado para la única iglesia
tuvieron que cortarle un brazo para
que entrara. en mi país los días
duran la mitad. y la gente tiene
herramientas que a la vez son una taza
un taladro una espada un tambor una silla.
para que la comida dure el doble
comemos frente a los espejos.
ahora que viajo me doy cuenta
que solo se puede hacer bien el amor
en mi país. cuando vino la sequía
nadie se dio cuenta. cuando llegó
el invierno incendiamos la iglesia
y creamos al menos tres religiones más.
mi país tiene la misma cantidad
de alfabetos que de personas.
al miedo no lo conocemos pues hemos
sembrado tanto horror en el mundo,
que solo le tenemos pánico a dormir
porque en mi país nadie sabe
convertido en qué se puede despertar.



Papas y camotes

a Toño, maroquero

cuando cocino el sabor depende
para quién sea y qué tal me caiga.
cuando cocino para mí, por ejemplo,
todo me sale feo, quemado y triste.
cuando cocino para mi madre
todo sabe a leña verde y recojo violetas
en el camino para adornar su lápida
pues como todos saben mamá no está muerta.
cuando cocino para mi padre hay mucho ajo
y pólvora y clavos y esquirlas de mercurio.
cuando cocinamos con mi hijo él dice
que todo le gusta porque él cocina más que yo.
cuando cocino para mi amor estoy distraído
y estas llagas en mis manos son de agua
helada y aceite hirviendo pues las estrellas
son difíciles de sazonar. 
cuando cocino para el Hombre 
al cual a pesar de todo le tengo fe 
las papas saben a papas 
y los camotes, a camotes.



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