James Quiroz embiste

febrero 12, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Para todos los seguidores de Bartleby  presentamos una selección de poemas de James Quiroz (Trujillo, 1984) recientemente ganador del Copé de Plata de Poesía 2019.




TOO MANY PEOPLE

Hay tanta buena poesía y
tan buenos plagiadores
que es espantoso ver a los poetas 
esforzándose por generar zozobra 
en el escenario literario
Sería como creer que por que los niños 
juegan en las playas 
se acabará pronto la arena de sus costas 
El mar lame los poemas con su indiferencia.






Vanguardia 

Bah es fácil escribir poesía
Citar nombres de mujer/ poetas
Hablar de la existencia epígrafes precisos
Decir noche/ bar/ putas/ Dylan/ Floyd y rock & roll
Escribir que se acaba el mundo
en una noche de alcohol sex and drugs
Ser nómade/ que la página en blanco
Buscar las imágenes selectas que deslumbren a los
críticos celosos del idioma y del buen vestir/decir
Oh la nieve Oh las hojas del otoño
El mar, la seda de tu voz, ruiseñores
Acordarse de la muerte y del fondo del mar
Lima, New York, París, las movidas recitales y
ferias librescas pero NO
conmueve
escribir diamantes
en el cielo
como Lennon
Bah escribir así no conmueve



AUSCHWITZ

Un vagón cargado de huesos está cruzando el pueblo 
En él millones de cadáveres, recogidos 
De anteriores estaciones se dirigen 
Hacia el crematorio de la muerte
Su última estación.
Se aproxima a su próximo destino, tu pequeño pueblo 
Se percibe 
En el cielo la negra humareda, tóxica,
Cada vez más inmediata.
Es el último tren 
El que te viene a recoger 
Sube, no lo vayas a dejar.


ESCENA
Yo vi un perro morir en la pista
Yo escuché sonar su cabeza como una lata de cerveza aplastada
Ni un quejido. Su voz se borró en medio de la chatarra carnívora
Yo vi cómo respiraba aún la vida. Su mirada desorbitada 
apuntaba 
la derrota: Un río rojizo sitiaba la prueba de su pulso canijo 
Yo lo cargué entre mis brazos pusilánimes y luché contra los designios 
Pero ni un taxi quiso que ganara la batalla.
Yo vi un perro cruzar la dura avenida 
Él o su fantasma retando a la muerte o a la vida
Yo vi a los micros asesinos frenar con inocultable molestia 
Y vi a ese perro ignorarlos como un suicida 
No los miró todo el tiempo que duró su marcha fúnebre 
Hasta la berma
No lo vi morir. Se disolvió en la canícula 
Sin bulla y sin sombra entre apariencias
Entre otros perros sin nombre.

Yo vi otro perro...



Madre

TU PIEL. Nuestra piel. Mujer que me alojaste y floreciste un día.

Cuando era joven no te escribí ese bello poema que nunca me pediste.
Hoy las violetas arruinan tu rostro y ya no te crecen las uñas. Mi destino está dirimido, resuelto.

Con tu piel escribo este poema que goteará sobre tu tumba profanada.

¿,Nuestros antepasados te escuchan? ¿Qué te dicen? Te escribo desde otro tiempo, como cangrejo aferrado al vuelo desatento de la gaviota.

Repto, tranquilo, ingreso al dominio de tus pasos.

A veces escucho tu voz hueca y parece que me dice algo, pero no me dice nada. No escucho nada, maldición. Nunca comprendí tu lenguaje. Tu magisterio de un papiro indescifrable.

He quedado ciego ante tu luz.






Poema escrito en cables de alta tensión.

Debo dejar mis pálidas alucinaciones.

No he dormido bien por siglos. He envejecido.

No encontré alivio en los limbos ni en los viejos manuscritos.

En las aldeas comprendí que la carne se chamuscada, que la piel se convertía en vinagre.

El vino y la lujuria corrían en las cunetas. Los mendigos tarareaban sus mejores lunas, las zorras tras las uvas enfurecían, entristecían el panorama.

NO PUEDO SEGUIR CORRIENDO SOBRE LOS CABLES DE ALTA TENSIÓN QUE SON LOS BORDES: EL PERFECTO EQUILIBRIO LIBERADOR DE LA INÉDITA ENERGÍA.

Pronto el nervio llegará a su límite. Entonces mis ojos reventarán y liberarán un líquido viscoso y cenital.

Arderán mis manos como bonzos.






Y poesía es lo que siento mientras escribo.

Verás un sol hermoso relumbrar en las aguas
Verás el mar huyendo de sus playas 
Verás las piedras retroceder como locas 
Verás los cielos descolgarse del horizonte 
Verás la costa despoblada de experiencia
Verás un paisaje deformado por el hombre 
Verás algo que no podrás imitar con palabras 

¡Oh, genios mortales, yo los bendigo!


"La poesía, ese relámpago maravilloso que apenas entreveo entre sueños. Es decir, con los ojos vendados, mientras la vida dura. Luminoso insecto que se posa en las luminarias y muere al caer la tarde: animal ingenuo es el poeta, tratando de asir la poesía".

James Quiroz.

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Reseña

febrero 11, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Bernales Albites, Enrique. Regreso a Big Sur. Lima: Bardoborde Poesía, 2019. 115 p.

Bernales, exintegrante del grupo Inmanencia, entrega un libro que, además de nutrirse del espíritu vagabundo de la generación de Kerouac, sintetiza un compromiso irrestricto con la búsqueda de la libertad humana en varios niveles: artístico, político, sexual. Desde la pétrea monumentalidad de Machu Picchu hasta los sectores sureños del Pacífico, pasando por las cumbres del volcán Chimborazo en Ecuador, el poeta emprende un viaje iniciático que impulsa la metáfora de la poesía como fuego de dimensiones rituales e invencibles y que arrasa la apatía de quienes se conforman con los sistemas dominantes en un mundo carente de vitalidad. Volver a Big Sur supone un acto de reinsertarse en una dinámica de deslumbramiento ante la liberación de potencias ocultas en nuestro fuero interior, implica abandonarse a la propicia guía de los vientos que direccionan una permanente renovación personal. Poesía para leerla descalzo y con los pies bien aferrados a la tierra.

Chrystian Zegarra.


(Foto del poeta Enrique Bernales leyendo en los Panamericanos)




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Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922).

febrero 08, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments


Cuatro poemas del primer libro del gran poeta argentino Oliverio Girondo escrito en el año 1922.
Disfrútenlo.


EXVOTO

Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.

Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.

Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamás - empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan y se apaguen como luciérnagas.

Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo, a todos los que le pasan la vereda.


CROQUIS SEVILLANO

El sol pone una ojera violácea en el alero de las casas, apergamina la epidermis de las camisas ahorcadas en medio de la calle.

¡Ventanas con aliento y labios de mujer!

Pasan perros con caderas de bailarín. Chulos con los pantalones lustrados al betún. Jamelgos que el domingo se arrancarán las tripas en la plaza de toros.

¡Los patios fabrican azahares y noviazgos!

Hay una capa prendida a una reja de crispaciones de murciélago. Un cura de Zurbarán, que vende a un anticuario una casulla robada en la sacristía. Unos ojos excesivos, que sacan llagas al mirar.

Las mujeres tienen los poros abiertos como ventositas y una temperatura siete décimos más elevada que la normal.



OTRO NOCTURNO

La luna como la esfera luminosa del reloj de un edificio público.

¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de "apache", que fuman un cigarrillo en las esquinas!

¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados de cantar! ¡Y silencio de las estrellas, sobre el asfalto humedecido!

¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón?, y ¿por qué, a veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco de nuestros pasos juega en la pared?

Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto y no vean pasar, y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera, con las venas tendidas hacia un país mejor.



PLAZA

Los árboles filtran un ruido de ciudad.

Caminos que se enrojecen al abrazar la rechonchez de los parterres. Idilios que explican cualquiera negligencia culinaria. Hombres anestesiados de sol, que no se sabe si se han muerto.

La vida aquí es urbana y simple.

Sólo la complican:

Uno de esos hombres con bigotes de muñeco de cera, que enloquecen a las amas de cría y les ordeñan todo lo que han ganado con sus ubres.

El guardián con su bomba, que es un "Manneken-Pis".

Una señora que hace gestos de semáforo a un vigilante, al sentir que sus mellizos se están estrangulando en su barriga.



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No queremos cazar la Noche

febrero 08, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Compartimos  para todos los  seguidores de Bartleby una breve selección  de poemas del último libro de Carolina O. Fernández, que fue publicado en agosto del 2019 por Hipocampo Editores. 



Entre la umbría y la eternidad.
 
A Evangelina Chamorro

Cuando todo se muestra difícil y ojeroso 
Evangelina rememora las bondades de la floresta 
la luz de la luciérnaga es señal de no ser 
un bocado apetitoso para el hombre 
a bordo de un caballito de agua dulce 
resuena el tambor 
un barco ebrio

Evangelina parte con su madre por doquiera
porque la vida es un eterno viaje

Su canto de niña 
arribó a la capital como
arribó mamá en los cincuenta 

Evangelina y madre viajaron en el tiempo
el tiempo negado 
el tiempo revelado 
el tiempo cordillerano
tiempo del río Amazonas

El canto guaraní en la ópera de San Sebastián
el canto awajún en esta constelación
de estrellas humanas 

Cuántos días desolados
cuantos días en ayuno 
cuánto caminar hasta arribar al regazo de Lurín
cuánto transitar hasta fundar la Villa de 
Nueva Navarra
cuánto navegar hasta el Pacífico 
Tu testa y tu canto 
más allá del Cantar de los Cantares

Ayer Evangelina
atrapada en un verano que consume 
un verano que duele y constriñe
se debatía entre la umbría y la eternidad 
torrenciales lluvias flagelaron el respiro
flagelaron el aire de sus aguas

Cuando el peso del lodo la arrastraba
y yo perdía el aliento
sus dientes se aferraron al madero
se aferraron a las venas de los árboles 

¡Cuántos veranos fueron esperados!

El río más grande del mundo 
quedó en silencio
el río más grande del mundo 
se llevó la barca
se llevó tu voz
y mi cordura
se llevó el silencio de la ópera 
Rossini y la batuta del silencio vocal 
Rossini y el candelabro de Tucumán
Rossini y la nostalgia de Juaneco

La mujer hilandera de los bosques y yo corriendo 
de un lado a otro
ante la muchacha que yace bajo el torrente 
alud de angustias intestinas 

Cuando todo parecía consumado
cuando arreciaba el vacío 
atrapada entre el lodo y los escombros 
Evangelina tragó el mal tiempo
tragó la furia y la miseria consumista
de la banca vomitiva
tragó el barro el mal presagio 
tragó la cólera de las turbias aguas
Y la banca millonaria 
y la banca nauseabunda
no se conmueve de los andantes sin sosiego
no se conmueve de los niños sin respiro
no se conmueve del sobreviviente 
y su vientre acongojado 

Cuando todo parecía consumado
cuando todo parecía sin sentido 
Evangelina se levantó 

Èchose a andar
con los brazos perfilados de amor.
(Conmovedora fotografia de Evangelina Chamorro sobreviviendo al huayco)




Crema de palabras.

Es tiempo de parir 
picar el zapallito
quitar las piedrecillas
cambiar el agua por tercera vez
rayar el jengibre 
agregar una copa de cognac

Sazonar con zumo de añoranza 
Sin las golondrinas se acaba el mundo.





Mi Cuerpo
es decir mi país
es un campo de batalla 

Todo el tiempo ha sido
un campo de batalla 
una república oscura
de flores que rehúyen
caudillos de vanidad 
entumecida en los lavaderos 
profundos de la tierra

Mi campo
mi país gramatical 
traición olvidó
estupor 
tantas veces un poema ignorado
como el yanantin que nivela
los cerros para construir juntos 
la madera de un hogar
o para sacar el clavo de mis ojos

Mi casa
mi país 
es el qhapac ñan transitado 
de noche en media Luna
Como en tiempos no idos
el Sol irradia ceques
hacia las montañas de las urbes

Ofrenda de los ayllus
a las comunidades no sometidas 
en la huaca de mi barrio 

Pero no tengo casa ni país 
sino un agridulce manzano
que resuena en mis oídos.




Yo  perdí el corazón, una tarde lejana
José Escajadillo.

Recuerdo que estuve con usted 
en la Habana
recuerdo su cabello largo 
su vestir rosa negra 

¿Era yo? ¿Su tradición?
su alienígena imaginada un ave silvestre
dudo que usted haya estado conmigo 
pero no dudo que usted estuvo en la Habana

No dudo que sentí su atardecer
y su sombra una tarde lejana que paseaba
por sus empedradas calles

Dejó el libro sobre una de sus ramas y sonrió
sentí sus dedos larguísimos 

Usted ama la poesía 
somos la imperfección humana 

Suspiró y escribió algo ilegible 
sobre la palma del albatros
encendió la orquídea
la verdad del icaro en la profundidad
del río

Usted recordaba los días de cortamonte
el tatuaje ardiente de trabajador en una usina
de viajero indomable de chico buarque 
amable y venturoso

Un día emprendió el último viaje
y se quedó por siempre conmigo 
pero no en La Habana
se quedó en el silencio



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Del Absoluto Amor

febrero 07, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Para todos los seguidores de Bartleby compartimos seis poemas del libro Del Absoluto Amor de Jorge Eduardo Eielson.



Me enamoro siempre de una persona 

Que no se enamora de mí
También hay una persona 
Que está enamorada de mí
Pero de la cual no me enamoro
Mucho más fácil es enamorarse 
De una medusa o perder la cabeza 
Por un caimán. No sé por qué 
Pero también los sapos
Me llenan de ternura. Me conmueve 
Todo lo que es húmedo 
O lo que parece imposible
Y es solamente azul. Me siento 
Muy bien correspondido por los peces
Sólo las personas
Son un problema



Mi corazón es un extraño señor

Siempre vestido de fiesta 
De chaleco rojo 
Y sombrero de copa. Mi corazón
No habla inglés ni francés 
Sino una lengua de seda
Que sólo conocen 
Los enamorados. Mi corazón 
Es un señor muy atareado
Y aunque nunca esté de moda 
Escucho siempre su opinión
Y su latido



Los verdaderos poetas aparecen

Sin que nadie se de cuenta 
No tienen nada en la cabeza 
Escriben versos en el aire
Quieren a todos tiernamente 
Sin que nadie los quiera
Son los únicos que lloran 
Cuando afuera llueve 
Y sin que nadie se dé cuenta 
Desaparecen 



Los objetos dejaron de brillar

Las sábanas blancas 
Desaparecieron por la ventana 
Del dormitorio. La mitad de la casa
Se volvió de plomo La otra 
De algodón. Pero nadie 
Ni siquiera el abuelo 
Se dio cuenta que el tiempo 
Había pasado
Y que su barba y sus arrugas 
Eran las mías 


No conoceré el gusano ni la tierra 

Sobre mi calavera 
Mis cenizas irán directamente
Al cielo así lo espero 
Dejaré sólo mis vestidos 
En mis cuadros 
Y en mis pobres libros 
Mi corazón siempre asustado 
No habrá ninguna ceremonia 
Sino música y un minúsculo diamante 
En el bolsillo para que no se queme todo
Mientras yo partiré 
Vestido de payaso 
Desbaratado pelele después del fuego
Pero tomando un vaso de vino 
Con Michele 



La gente sigue diciendo 

Que me he vuelto loco
Porque no uso reloj
No tengo cita con nadie 
No voy adelante ni atrás 
No leo el periódico 
No escucho la radio no veo 
La televisión no tengo 
Familia computadora ni nevera 
Me pongo el mismo saco cansado 
El mismo zapato sin brillo
No me emborracho con nada 
Sino sólo mirando y mirando 
Un lucero.


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Renato Salas embiste

febrero 05, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments


Compartimos una breve selección de poemas de  Renato Salas Peña  (Lima, 1971) de su primer libro Lima -Vitarte  publicado el año 2005.
Pase, la entrada es gratis.


Soy una mujer, se podría decir:
"estable emocionalmente" aunque 
tuve algunos desvaríos en mi juventud,
siempre gusté de ser la más pendejita
en el salón y por supuesto, en las fiestas,
lo de la poesía lo copié de una tal Ollé,
supongo que era una vieja de esas arrechas,
media hippie que de cuando 
en vez salen en la sección de los diarios 
que nadie lee, vaya encuentros tan 
agradables.
Mi primer enamorado al cual amé pero 
no respeté, la llegó a meter hasta 
la mitad, nada más, la otra mitad 
fue concluida por el que ahora es mi
ex-marido, padre de azucarada cruz
que cargo hoy.
Fuí popular en la katerba poética de 
los tiempos idos, como suelo llamarla.
Todos oliendo mi trasero y en alerta 
para cualquier desvarío que cometiera 
en alguna de las excéntricas borracheras
de las cuales estaba tan acostumbrada, 
que no sé, si un día habré llegado a perder 
el honor o lo habré llegado a ganar,
todo siempre es relativo, moda cojuda
de los 20s y 30s pero que te libra
de absurdas explicaciones.
Ahora cruzo de Vitarte a Lima para 
verme con -darling- como suelo llamarlo,
él es un público empleado en uno de
esos agotados edificios y 
me lleva a sus reuniones familiares,
polladas laborales y las quincenas y fines
de mes a un hostal con tele.
Y pensar que todo esto lo habría escrito 
si hubiera nacido mujer.




Palomino 

En la ciudad de Palomino
todos fracasaron
excepto los que 
huyeron a tierras 
bárbaras

Nacimos en un gran 
cementerio en 
fiesta perpetua

Nuestras casas eran 
pequeños ataúdes
donde nos hacinábamos
generación tras generación

Y todos se conocían
mantenían tratos amicales 
comerciales, de pugna
de violación o de matrimonio

En la ciudad 
se llegó a crear una raza

En la ciudad 
todo era motivo 
de carnaval, feria
fiesta, orgía, aquelarre:
se robaba luz de los postes 
del gobierno y
se bailaba, tomaba, fumaba
semanas de semanas
hasta que éramos 
expulsados del trabajo y
de allí se iniciaba la fiesta de verdad

La ciudad se peinaba 
raya al medio,
era y es la única 
ciudad peinada
ni Brooklyn, Montaparnasse
Berlín Río ni 
la Comuna de París
alguna vez 
fue tan elegante 

En la ciudad de Palomino 
sus grandes héroes 
te saludan o
se toman un trago
contigo, conversan
de sus penas de sus 
deudas, cuentan 
emocionados sus victorias 

Aquí nace un héroe 
cada tres años y
muere cada siete
estos son productos
de la generación espontánea

En la ciudad de Palomino
todos fracasaron
pero de una manera 
tan sencilla y aristocrática que 
da gusto que sea contada.



3
Los padres sobreviven gracias 
a las deudas 
adquiridas en el transcurso de
la sobrevivencia.
No se negará en ningún momento
que se hicieron de un departamento
al cual llenaron de muebles 
aparatos que pasan corriente y
de hijos.
Los hijos ocuparon la casa y
sobrevivieron de sus padres que 
sobrevivían de sus deudas.
Aunque los educaron en colegios 
particulares o fiscales las 
deudas ya se sentaban a la mesa
familiar también adeudada con 
el hambre.
Los nietos, última cadena del eslabón 
familiar fueron presentados como
ofrendas de la estupidez a los 
padres que se emocionaron ante
tanto tiempo transcurrido en
sobrevivencia y aceptaron 
coger nuevas deudas las 
cuales los mantienen vivos,
a ellos, a sus hijos y a sus nietos.
Y esto es una verdad que 
no se puede negar
y puede ser apreciada 
todo el trayecto 
Lima-Vitarte.



4
Cuando la casa cayó derruida por la pobreza
todo el barrio lloró y comentó 
la pérdida.
Los artefactos que pasan corriente 
explotaron, los muebles cayeron rendidos 
y las otras cosas que pululaban al 
interior fueron expropiadas por el gobierno.
Cuando la casa cayó derruida por la pobreza 
mi padre fue encarcelado
por criticar la política económica del 
régimen, mi madre llora la causa
paseando lentamente por el palacio
con un cartel que reza:
"Liberen a mi esposo"
Cuando la casa cayó derruida por la pobreza 
mi hermano fugó no se sabe a dónde
dejando esposa e hijos que 
murieron picados por las pulgas,
del otro hermano sólo se sabe 
que se sabe vivo aún.
Cuando la casa cayó derruida por la pobreza
yo estaba amándote en Vitarte,
como lo ven, bastante lejos de Lima,
y no me arrepiento.



Arte Poética

La poesía desborda por veredas
y no soy el de los que la recoge 
y acaricia amaneradamente, yo
la pateo, le meto cabe 
la estampo con torpes manos.

La poesía mira de costado me
es indiferente, ya no como el 
cisne aquel, hoy, simplemente
se arrincona en alguna sucia 
callejuela y espera que me 
tropiece con ella.




10

Si he de morir ha de ser ebrio
danzando desnudo
entre tus sueños.


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