Del Absoluto Amor
Para todos los seguidores de Bartleby compartimos seis poemas del libro Del Absoluto Amor de Jorge Eduardo Eielson.
Me enamoro siempre de una persona
Que no se enamora de mí
También hay una persona
Que está enamorada de mí
Pero de la cual no me enamoro
Mucho más fácil es enamorarse
De una medusa o perder la cabeza
Por un caimán. No sé por qué
Pero también los sapos
Me llenan de ternura. Me conmueve
Todo lo que es húmedo
O lo que parece imposible
Y es solamente azul. Me siento
Muy bien correspondido por los peces
Sólo las personas
Son un problema
Mi corazón es un extraño señor
Siempre vestido de fiesta
De chaleco rojo
Y sombrero de copa. Mi corazón
No habla inglés ni francés
Sino una lengua de seda
Que sólo conocen
Los enamorados. Mi corazón
Es un señor muy atareado
Y aunque nunca esté de moda
Escucho siempre su opinión
Y su latido
Los verdaderos poetas aparecen
Sin que nadie se de cuenta
No tienen nada en la cabeza
Escriben versos en el aire
Quieren a todos tiernamente
Sin que nadie los quiera
Son los únicos que lloran
Cuando afuera llueve
Y sin que nadie se dé cuenta
Desaparecen
Los objetos dejaron de brillar
Las sábanas blancas
Desaparecieron por la ventana
Del dormitorio. La mitad de la casa
Se volvió de plomo La otra
De algodón. Pero nadie
Ni siquiera el abuelo
Se dio cuenta que el tiempo
Había pasado
Y que su barba y sus arrugas
Eran las mías
No conoceré el gusano ni la tierra
Sobre mi calavera
Mis cenizas irán directamente
Al cielo así lo espero
Dejaré sólo mis vestidos
En mis cuadros
Y en mis pobres libros
Mi corazón siempre asustado
No habrá ninguna ceremonia
Sino música y un minúsculo diamante
En el bolsillo para que no se queme todo
Mientras yo partiré
Vestido de payaso
Desbaratado pelele después del fuego
Pero tomando un vaso de vino
Con Michele
La gente sigue diciendo
Que me he vuelto loco
Porque no uso reloj
No tengo cita con nadie
No voy adelante ni atrás
No leo el periódico
No escucho la radio no veo
La televisión no tengo
Familia computadora ni nevera
Me pongo el mismo saco cansado
El mismo zapato sin brillo
No me emborracho con nada
Sino sólo mirando y mirando
Un lucero.
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