GUSTAVO VALCÁRCEL.
Por Roger Santiváñez
Desde cuando empecé a escribir sabía de Gustavo Valcárcel por la difundida antología "Poesía revolucionaria del Perú" debida a Alfonso Molina a comienzos de los 70s.
Gustavo fue uno de los adalides máximos de la "poesía social" a fines de los 50s, pero ya desde antes había sido una de las figuras centrales del grupo "Poetas del Pueblo".Sin embargo el había empezado con "Confín del tiempo y de la rosa" (1948) de gran finura estética con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía.
A mí me gustó su "Poemas del destierro" (1956) que me conseguí una tarde donde Mejía Baca, donde está el hermoso poema "Carta a Violeta" su gran compañera de toda la vida.
En 1980 asistí a la presentación de su poemario "Reflejos bajo el agua del sol pálido que alumbra a los muertos" aparecido en un número completo de la inolvidable revista "Haraui" del querido Paco Carrillo.
Yo estimé a Gustavo; aún cuando no pasé del atento saludo en las varias veces que estuve en su casa de San Eugenio, Lince, celebrando el primero de mayo & el santoyo de Rosina Valcarcel Carnero mi amiga querida & admirada poeta, hija suya. Era como un venerable tótem para mí & me conformaba con su venia & un salud! a la hora del brindis.
Pero me emocionaba su poema a Mariategui & toda la leyenda que rodeaba su intensa figura & trayectoria.Esa es la memoria que tengo de Gustavo Valcárcel & que aquí he escrito para ustedes. Siempre en poesía.
NUEVA CARTA A VIOLETA
TE amo rojamente porque eres el Perú
con todo que está delante de mi vida siempre.
Te amo en matrimonios sucesivos
y en cuartos y ciudades
donde yo nunca puedo llegar antes que tu alma.
Te amo en dos pies y en una lágrima
cuando piso las hojas caídas del domingo
con toda mi tristeza semanal.
Te amo con mi cadáver en remojo
junto al recuerdo feroz de nuestras sábanas.
Te amo gota a gota o en torrentes
y desemboco a toda hora en tus latidos.
Te amo en el perfil de ayer
y frente a frente hoy
en el cuerpo desnudo de tus años.
Te amo en cataratas de pétalos y notas
hecho un niño de pechos inmortales.
Te amo enfermo en San José de Costa Rica
donde cual toro en tempestad de espadas
me desangro de ti a borbotones.
Te amo y ya me voy
a beber lluvia de ti
echado sobre un montón de sueños.
Adiós, escúchame:
te amo rojamente porque eres el Perú con todo
y yo, hasta la muerte,
tu mejor patriota bajo el Sol.
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