Tres poemas de Pamela Cuenca*

diciembre 31, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments



EL PARQUE ES UNA RODADERA INFINITA 

El hombre ciego que siempre amó manejar, que en noches frías y nubladas enciende el motor de su carro sólo para escuchar el sonido, cerrar los ojos e imaginar que está conduciendo en una carretera que no lleva a ningún sitio. 
La letra H no debería ser tan mala si la comparas con una T llena de residuos tóxicos. Un montón de cráneos que guardo en cajas cubo fluorescentes. 
La sangre como reafirmación de la existencia, del decir estoy viva y aún no he muerto, pero la muerte ha dejado de ser algo importante y es el silencio infinito de las voces que ya no anida mi cabeza. 
¿Estás bien papá? ¿En los cristales de tus ojos la luz se disipa? ¿Estás bien papá? A tu bastón encarcelado en este cubo, le hace falta la puerta que no construimos, las llaves imaginarias del parque -ahora edificio de mujeres en tacón y hombres en corbata- debo devolverlas. Debo encontrar otro infante con imaginación infinita que levante cometas por encima de las antenas y juegue conmigo a que somos un parque, a que somos un par de llaves, a que somos precipicio y nos lanzamos. El columpio averiado lo arreglamos con un poco de alambre. Papá, no me dejes sola con un niño que no sabe que si bombardeamos el edificio recuperaré mi parque. Papá, yo quiero mi parque y la rodadera, quiero a mi perro al que lo atropelló el carro de la basura y luego se lo llevó como deshecho. Papá, aquí todo duele, y las caricias de los hombres que dicen ser vos solo me lastiman la piel. 
Papá, ¡Papá! 
¿Aún me escuchas desde la oscuridad? 

▼ 

Miro el abismo que cabe en una alcantarilla destapada. 
Un agujero oscuro lleno de trinomios cuadrados perfectos. Harta mierda que no sirve para nada. 
Salvo para sincerar ciertas posibilidades. 
a2 + 2 a b + b 2 = (a + b) 2 

a puede ser igual a muchas cosas 
a= vos Vos= a 
Como dije 
muchas cosas. 

Que me gustó sincerarme por medio de 
una webcam. 
Que soy una codiciosa 
colecciona vestidos. 
Que tengo aún en fundas y 
con factura incluida 
varios de ellos que no pienso usar. 

NO, le dije, 
No sé yo tampoco como 
NO 
sentir, 

Me olvidé de esas cosas 
un día que me clavaron una jeringa 
calibre 21 
y me gustó. 

//Ahora pretendo ser una mujer responsable
que se hace chequeos médicos cada mes 
todo sea por los exámenes de laboratorio 
¡Alabado sea Cristo 
que tengo 
seguro 
(hospitalario)!// 

Miro la luz que cabe por medio de un agujero destapado. 
Una alcantarilla oscura llena de trinomios cuadrados imperfectos. 
Harta mierda que no sirve para nada. 
Salvo para sincerar ciertas posibilidades. 
x2 + bx + c 
x no será ninguna cosa 
x≠ vos 
vos≠ x 
Como dije 
ninguna cosa. 

Me quedé congelada en un 
estado líquido del tiempo 
buscando jeringas de 
calibre 22, 
buscando copos derretidos 
para inyectármelos en las venas. 
hipotermia para el
corazón/ escarabajo 
de una pequeña mujer 
que no pudo ser 
materia. 

☠ 

Una cajita aterciopelada 
Luz que se expande por el prisma 
Mil colores que son solo cuatro 
Anoche soñé con un conejo 
Conejo blanco cola esponjosa 
Los conejos son caníbales 
Conejo se come a otro conejo 
El conejo más gordo es el que gobierna 
Este mundo extraño lleno de conejos y sangre 
Un conejo bebé al nacer empieza la búsqueda 
Busca comerse un conejo más grande 
Y así crecer 
El crecimiento se mide por el tamaño de la panza 
Panza gigante conejo alfa 
No es un sueño es el conejomundo 
Mundo conejo 
Conemundo 
Mundonejo 
Miles de conejos caníbales 
Conejo bebé ahora es un conejo niño 
Su niñez es haberse comido tres conejos 
Conejo niño sigue en la búsqueda 
Escalar la pirámide de conejos comidos 
Sangre expuesta no hay vísceras 
Sólo rastros de piel conejuda 
El conemundo mundonejo conejomundo 
Sigue su cauce 
Ríos de cadáveres de conejos 
Una cajita aterciopelada abierta 
Luz que se expande por el prisma roto 
Mil colores que son solo retazos de vidrio 
Conejos y conejos invaden la mente de un no conejo 
Conejo niño ahora es un conejo joven 
La juventud es haberse comido trece conejos 
Conejo joven ya no quiere seguir creciendo 
Pero el suicidio es inconcebible en el mundonejo 
Un conejo joven busca ser comido 
Ola gigante de conejos muertos 
Cadáveres sin forma llenando cada centímetro 
Conejo joven ha conocido una coneja 
Ambos sin ganas de seguir siendo caníbales 
Se aparean en su búsqueda por parar la matanza 
Nace un conejo bebé 
Y éste se come a sus padres 
Los conejos son despiadados 
Aquí lo único que importa es estar gordo 
Una cajita aterciopelada abierta 
Guarda en su interior el sueño de una niña 
La luz se expande por el prisma roto 
Mil colores que sólo pueden venir 
De un mundo donde habitan 
Conejos 
Muertos


PAMELA CUENCA
Ecuador, 1996
(*) Ganadora del Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade 2017 en Ecuador.

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Poemas de Juan José Rodinás

diciembre 19, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments


Almacenes, Almacenes

I

Feliz y tan feliz: eres un vendedor de supermercado.
Tus ojos vendibles son el pequeño anuncio de la nada.
Tu sueño es el sueño de latas, botellas, pero latas.
Eres una serie de latas colocadas en serie. Una serie.
Una serie de latas colocadas en serie. Una charla
de supermercado sobre latas colocadas en serie. Una serie.
Esa charla impresa en cada etiqueta colocada en serie.
Una luz. No, un foco. No, una luz. Un sueño
De series para ti, señor dependiente de tienda.
Ojos vendidos. Anuncio en las avenidas con vallas giratorias.
En la fotografía: una sensual modelo de afiches.
Una serie. Las puertas giratorias, brillantes. Al salir,
billetes, como estrellas, sobre las avenidas de los ojos.


II

Número uno:

La realidad es una serie de personas:
Latas, latas, latas, latas, latas, latas, latas,
como personas.

Número dos:

La realidad es una serie de fotos digitales
donde la gente brilla con sonrisa perfecta,
retocada en un ordenador por alguien con sueño

Número tres:

La realidad es un árbol feo, pero a la venta
en ciertos países donde aún
hay bosques de latón.


III

Para cerrar mi cabeza debo decir que soy un local abierto
Una pequeña franquicia de Creeley & Company.
Además, presiento no estar en contra –ni a favor-
de la suerte económica del mundo.
Además, presiento que sobre mi cabeza hay una ventana
que deja pasar una lucesita
-útil para hacer negocios con las estrellas menores.

Todos salvarán mi negocio.

Por eso, alquilo mi pájaro de cuarzo
A los cobradores que caminan de terno, arriba y abajo,
por las escaleras, arriba y abajo, por las escaleras;
a los cobradores que sueñan un círculo
donde brincar; mientras se borra la ceniza de mi ojo izquierdo,
mientras los poetas pasan por mi negocio llevándose todo,
inclusive el paquete de
“NO VOLVERÁS A ESTA INOCENCIA”
tomándole una fotografía al poeta Robert Creeley,
mientras saca la lengua y dice: echo.

Ilustración con muchacha dentro



I

Un sol como una pregunta.
Un fondo áureo en la tintura.
Un círculo amarillo con tentáculos.

Alguien dirá sol pensando
“punto amarillo sobre la carretera”.

Hacia la derecha, un altar de piedra.
Janis Joplin, en efigie de plástico,
es una virgen morena
sobre cuya cabeza vuelan moscas y tábanos.

Aullante. Una vez más
colocarle una vela Janis aullante.
Y orarle así por todos los muertos de la carretera.

Cruces. Calaveritas pizarnik.
Cruces. Lápidas.
Todavía un realismo filmado
en cámara verbal con 30 milímetros de luz.

Aquí llueven paisajes de granizo.
Paisajes de polvo en un valle de estrellas.


II

Estas imágenes proceden de un viejo telefilme
que nadie mirará jamás.

Hay un vehículo parqueado.
es un Chevrolet modelo 85.
Vendo seguros -dice un burócrata- desde el auto viejo.

Busca en los ojos de Johanna
-así se llamó la muchacha perdida-
un argumento para desmentir
que el mundo sea un niño loco
que hunde su mano en una tina roja
para luego perderla en una escena irrealista.

En los ojos de Johanna, el burócrata encuentra
un fósforo encendido,
un video gore dentro de un pájaro de cuarzo.
Para agregar, luego,
el paisaje necesario al extraño conjunto.

III

Tomo la estrella- dice el burócrata.
¿Me servirá tu estrella, Johanna de los muertos?-
piensa, mientras arranca su auto
a la velocidad de la luz.

El sol es un punto –como un hueso alargado-
acariciando flores
y flores que no son de la mente.

(Bendita seas, Señora de las cosas:
Janis Joplin ora sobre el corazón de la niñita monstruo).

El burócrata parquea su automóvil.
Entra a un restaurante y,
mientras mira los postres del menú,
medita:
soy lo invisible
o tengo, al menos, tu huella invisible.

Y se sienta en una mesa
que bien podría existir sin él.


Dollboy filmado por Giorgio de Chirico



I

No moverse de aquí: no demasiado:
hay demasiado cielo.
Un globo trepa por la atmósfera.
Alguien cierra los ojos.
Cielo es inmóvil. Cielo es palabra inmóvil sobre el ojo.
El niño mueve su brazo.
Decir tarde (yo digo tarde)
es una cosa. La tarde es una cosa, pero un lienzo,
pero un filme azul, incógnito.
Tarde es una palabra, un espacio y un pájaro.
El niño mueve su brazo:
un globo sube por la atmósfera.
El niño&niña es una palabra inmóvil
sobre la plaza del ojo
donde mi visión del mundo
es una línea levemente inclinada.
El niño abre párpados como mirlo
antes de emprender la noche.
El niño cierra párpados, abre párpados.
El niño es una palabra llena de cosas.
Globo azul -como palabra azul- asciende
por la atmósfera hueca
hacia la lente vertical del ojo.
El niño –con vestido rojo- y su mano
es inmóvil entre carruseles inmóviles,
es inmóvil entre personas inmóviles.


II

Hay objetos de plástico:
mundos abandonados sobre un fondo de nubes.
Un automóvil es el júbilo en el piso,
rodeado por soldados de goma.
Una lámpara dibuja un juguete que espera.
En este dormitorio de pájaros antiguos:
sin pensamiento.
Realidad sí. Realidad con llantas.
Alguien sueña un volante encendido.
Alguien piensa con su mano: velocidad
Para poner la cabeza en el suelo
y que se acelere la vida.
Movimiento es filmación feliz
si la mano mueve el juguete sobre la calle imaginaria.
Movimiento es carrito entre los muros
rasgando el teorema que señala:
aquí está la muerte,
aquí está el largo esquema de la muerte.
Automóvil pausado
y la noche con grullas de papel
que evitábamos tocar para no despertarnos
en nuestro propio sueño.


III

Un niño baila en la noche del mundo
(¿para qué baila?) En la montaña,
el niño obtiene capulíes,
casa de dos pisos,
habitación, lápiz sobre el papel,
rasgando, frotando estrellas.
¿Cómo decirlo?
Un campo de estrellas es un dibujo
donde sepultamos, mamá,
a todos los soldados de goma muertos.
Un campo de estrellas es un cielo
donde los muertos son imposibles
(o cargan el peso de dibujar
a los pájaros ciegos).
Entonces, un campo de estrellas
es un tapiz con árboles caídos
junto a un tren inmóvil
en el que todos los pasajeros
dibujan un niño que los mira.
¿Qué niño? Estrellas de plástico
regadas en la cobija
para que el niño pueda despertar.
La estación inicia el día
sobre su propia imagen perdida.
¿Cómo decir niño
sin decir ojo de niño perdido?
Un cielo donde los pájaros son puntos
sobre el ojo. Sobre las preguntas,
la silla de mamá para mirar el mundo
y largos trenes
por donde toda visión ha de pasar,
al extinguirse,
al volverse lo que ya no tenemos,
ahora.


(de Código de barras, 2011)

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