Tres poemas de Leoncio Bueno

octubre 30, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments



TECHO PROPIO

Mi techo es pequeño
rico de polvo y paja
construido de esteras y otros
deshechos inflamables.

Deja pasar los bichos y la lluvia,
deja que se cuele la luz,
el aire, las chirimachas
y los orines de los gatos.

Soy el dueño de un techo excitante:
puede caerme encima
sin hacerme daño.

UN VIEJO FAUNO SE DESNUDA

Ya casi piso el medio ciento,
a los gerentes no les gusta mi edad
y es tiempo de buscar otra chamba,
pronto me echarán a la calle los cacharros del «Túngar».
¿A dónde ir a parar?
¿Quién va a emplear a un tío cincuentón?

Ebra soñaba con una cigarrería,
donde acudieran prostitutas
a arreglarse el pelo ante un espejo;
el viejo Faulkner, con emplearse en un lupanar;
¿Qué mejor ocupación para un viejo anarquista?
Por favor, señoras prostitutas,
honorables cabronas,
tengan la bondad de atender este aviso importante:

"Hombre
cincuentón de aire azambado,
curtido en actividades subversivas,
condenado a largos años de presidio,
sabedor de las mañas del hampa y de la poli,
ex soldado de caballería,
diestro en el manejo del arma blanca
y toda clase de armas de fuego,
sabe preparar bombas caseras de gran poder,
beber sin emborracharse,
amanecerse de claro en claro cumpliendo una consigna
o, cabalgando sin bajarse, toda una noche sobre el níspero;
poeta brevetado con libros publicados,
chofer lechucero sin ninguna papeleta, etc., etc.;
ofrece sus servicios sin pretensiones a burdel
o casa de citas de Lima o del extranjero".

CURRÍCULUM MITIMAE

A los nueve
peoncito en la Hacienda Facalá

A los dieciocho
Obrero de construcción en la gran Lima.

A los veintiuno
Si juro !!!!
Soldado de la patria

Después operario textil en la fábrica El Progreso.
Y hasta hace poco artesano de a huevo en el taller "Túngar"
Estos últimos años fungí de maquinista de olivettis, olympias, y otras remingtons,
en diversos comercios amarillos.

Pasé por muchos ranking
muchos córners
muchos nockauts
y negras planillas patronales.
Para saber al fin
cuánto le cuesta a un hombre de bien
llegar a viejo
en los meros subsuelos de este mundo.

LEONCIO BUENO
La Libertad, 1920


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Reseña de Accidente Nocturno por Daniel Aparco

octubre 24, 2017 Sergio Gómez Reátegui 1 Comments


Patrick ModianoAccidente nocturno. Editorial Anagrama. Año 2003. 140 páginas. 
Un joven abandona una clínica decidido a encontrar a la conductora que supuestamente lo ha atropellado. Posee algunas pistas; la matrícula del coche, un nombre, una dirección, el mapa de una ciudad nocturna que nos describirá con innumerables detalles que es a la vez un París personal plagado de recuerdos y evocaciones.
“Un accidente que hace que todo vuelva atrás”. Mientras el protagonista del libro toma el suceso como una señal, el autor intenta dejarnos huérfanos en ese laberinto que ha confeccionado con una maestría única, ese estilo particular que él ha inventado: la auto ficción poético-policial. Sin crímenes, sin asesinos, viviremos una persecución por plazas y direcciones reales hasta estrellarnos de repente con un muro de tiempo, un tiempo paralelo de detalles confusos; casas en las cuales el autor cree haber vivido, personajes enigmáticos, visiones de una infancia desordenada y nutrida por una figura paternal que no se afinca nunca en ninguna parte y, cuya existencia cuesta demostrar.  
Un tema recurrente en los libros del escritor francés, es la búsqueda de su identidad y ante la sensación de que sus obras se asemejan, el autor responde: «Es el mismo libro pero escrito en trozos, como un corredor que se detiene y reprende la carrera un tiempo después. Es cada vez el mismo libro pero desde ángulos diferentes. No hay repetición, pero es la misma obra».
Alumno de Raymond Queneau (su profesor de geometría y posteriormente respaldo crucial en su carrera literaria), la Academia sueca premió a Modiano el 2014 con el Nobel “por su arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más difíciles de retratar y desvelado el mundo de la Ocupación”. 
Poético e introspectivo en sus textos, ha retratado largamente el régimen fascista de Vichy y la ocupación de Francia por los alemanes durante la II Guerra Mundial. Con el guión de la película Lacombe Lucien, que escribió junto a Louis Malle, fue uno de los primeros que denunció la íntima colaboración francesa en la persecución de los judíos. Sumergirse en las obras de Modiano es asistir también al nacimiento de un artista vagabundo en París, ciudad donde ambienta sus obras y en este caso, Accidente Nocturno, es en la penumbra un  óleo fresco que contemplaremos desde alguna guarida adolescente. Al leerlo, será difícil separar al autor del protagonista de su novela; A punto de cumplir la mayoría de edad, Modiano con su cazadora manchada de sangre y mocasines viejos y rajados, revendedor de libros que frecuenta hoteles baratos. Modiana la caza de mujeres fantasma, degustador de substancias y lector empedernido de novelas policiacas…. Modiano envuelto para siempre en su joven alter ego sin estudios, sin padres, sin entorno social. Un narrador inconforme que rehace constantemente en sus novelas su confuso pasado…

*Daniel Aparco. Lima 1974. Escritor. Artista Visual. Premio Nacional de Cuento Juvenil por su antología Viajeros de Diciembre (Editorial Bruño y Municipalidad de Lima 2009). Autor de la novela Trampa para jóvenes escritores (Paracaídas Editores 2012)... https://www.instagram.com/daniel.aparco_escritor/

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Dos poemas de Montserrat Álvarez

octubre 16, 2017 Sergio Gómez Reátegui 4 Comments




Las tácitas palabras del cliente

"Esto", me sonreíste, chiquilla, "tiene un precio"
Te sentiste tan fría y tan cruel al decirlo
pero me enterneciste, la verdad
"a tu edad", te ensañaste, "una mujer 
tan bella como yo 
nunca haría el amor contigo gratis"
intentabas pensarte como la triunfadora en esta lucha,
la que creó ilusiones y las rompió después
deje que lo pensaras, pobrecilla:
bien sabía que era para ti necesario
no hiciste un buen negocio
Soy un viejo, es verdad, y sin embargo 
al conducirte hacia los aposentos
a esto destinados en mi casa
sentí tu admiración hacia mis posesiones
por ti atisbadas entre la penumbra
Los nobles materiales que te hablaban 
de un mundo en el que no podrías nunca entrar
excepto en tu función de delicada puta
-delicada, más convenientemente
calculadora a fin de no inspirar 
al cliente el fastidio de los remordimientos-

Y el poder que palpabas de reojo
te llenaba de algo tan próximo al amor
que te sentí devota a pesar tuyo
como si el recorrer mi cuerpo aquella noche
-cuerpo acabado, es cierto, y nada apetecible-
fuese para ti honra y no mancilla.

El amor de una noche, que enseguida 
comenzaste a borrar de tu memoria 
para mirarlo bajo la figura 
del cínico interés, entonces fue real, 
aunque no quieras verlo, pobrecilla.

Porque tú me adorabas
lo sentía en tu entrega
absoluta; más tarde, con esa lucidez 
de la resaca que sigue al despertar 
de una ebria ilusión- ilusión de la cual 
tú, y no yo, fuiste presa- lograrías convencerte 
de que no hubo en ti

pasión, sino artificio;
negocio, no arrebato, y la mentira 
propia de un trabajo lucrativo

Pero yo sé más que eso, porque tuve 
el estremecimiento de tu piel
De tu piel que no miente
La fiebre y el exceso que el goce representa 
frente a la obligación; su gratuidad, que dice 
esa fascinación inconfesable
que hizo mío tu amor por una noche

Sólo por una noche, mas entero
Breve tiempo de amor, pero amor puro
-si cabe hablar así de algo tan impuro 
como es siempre el amor-

Eso me diste, que es como dar la vida
Y supe, como ocurre
inevitablemente en estos casos
que habría bastado una palabra mía 
para que te quedaras definitivamente

Nada de esto 
podrías admitirlo, más aún que por orgullo, 
por mero instinto de supervivencia

Y sin embargo
me diste el fino tacto de la amante
timidez de tus manos deslumbradas,
tu dolorida, extática belleza,
toda a mí, por completo

Calculadora y cruel te pensarías
ya tras el despertar, con la sonrisa irónica
de quien acaba de obtener ventaja
de un pobre incauto, más los dos sabíamos 
que en esta transacción perdiste tú, pequeña

Aunque burlona marches satisfecha
como quien ha cobrado una fortuna
y desplumando a un viejo
al que sonriera en la cafetería
sabes igual que yo que hiciste un mal negocio
 
Mal negocio
Me diste el buen amor de tu piel melancólica
suavísima, la seda solitaria 
de tu deseo famélico,
tu hambriento corazón , tu ardor innecesario,
de ímpetu suicida

Yo, chiquilla,
sólo te di dinero.

Para saber andar

Anda como anda el maestro, maestro del andar
procura no mostrar tu casta lengua
Anda como anda el maestro
no agaches ante nada la cabeza
Anda como anda el maestro
guárdate tus palabras mientras puedas
si no lo hicieres, pisa igual con fuerza
Anda como anda el maestro
miedo rabia temor no te detengan
alta la frente ligeras las piernas
mira adelante ten la espalda enhiesta
El odio sonreirá si le sonríes
Los hombres necesitan la belleza
Anda como anda el maestro
que no te haga flaquear ninguna ofensa
Anda como anda el maestro, maestro del andar
No dejes que te pisen,
pero no odies jamás.

De "Panzer Plastic"
Montserrat Álvarez

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Tres poemas de Julia Wong

octubre 14, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments



El fuego estancado

Te pareces a Bolaño, Ricardo querido, porque has cruzado el charco para aliterarte con esas emociones prohibidas por las cúpulas y los sarcófagos que han quietado nuestro fuego.
En la pericia juglar de nuestros juegos de barrio,
entre masa de pan y algunas discordias fronterizas.
¿Crees que los pobres bodegueros o los pescadores de ritmos, en ese helado Pacífico, hubieran podido construir tantas discordias?
En su revés y en su derecho, en su alma blanquecina de volcán, así se apagan las codicias en nuestras monotonías de pobre.
Engañan a los peruanos que es por el mar o la pesca que se arma el combate y los ángeles chilenos bajan del cielo para reírse de sus encías desmueladas.
Grau se regocija en la bazuca enardecida.
¿Tú crees que dos pescadores tomando té con pisco en alta mar podrían llenar de pólvora el estomago del otro?
¿Tú crees realmente que dos enjutos hombres salados de vejez y males estomacales se tirarían un torpedo mientras su lancha naufraga en medio del silicio?
Los pescadores son más sabios de lo que cuenta la historia de la infamia, llevan limón, aceite, algunos cuentos para soportar la noche, pero no Ricardo, no llevan mapas, ni balas, ni coartadas.

La lotería

Mi Madre también se sacó la lotería
con ese monto ella compró un pasaje a Chepén
unas paredes viejas
unas ventanas por donde no se veía ni el amor, ni la protección que dicen dar los hombres sabios, ni las alas abyectas de los murciélagos
había un cerro inmenso
dicen que ellos dos conversaban en las noches sopladas por la arena
que se mojaba en lágrimas ajenas y contaba tantas cosas glandulares
parecía inmersa en la semilla podrida del ansia
el dinero le agobiaba la garganta y el ano
los dos extremos de las mesas suculentas
y ella había renunciado a sentarse
pues algo le repelía:
contaba el premio de la lotería como un milagro
alguna mano oscura salió de aquel dinero y de la casa vieja,
no la dejó escribir ni poesía ni canciones
sino frejoles y tararear boleros mexicanos
tuvo hijos hirsutos
campesinos letrados que comían vidrio molido
salimos de su panza inmensa de ballena blanca dislocada
escribió muchas cartas
unas estaban mojadas por instantes granates arrancados de un jardín
parecía un pedazo de coágulo solar domesticado por la interminable paciencia de las mujeres solas.

El ocaso de los mistis

Perú también tiene volcanes.
Las mujeres que se sientan en la oscuridad a la orilla del precipicio
Han cambiado de horizonte muchas veces:
Los hombres ya no se interesan por ellas.
Hacen excesivas preguntas sobre la noche
Tendidas cerca al vacío que provoca una náusea constante.
Los hombres prefieren juegos más previsibles,
Donde la almohada albergue el peso del cráneo.
No pueden inventar una conjetura más para sobrevivir a la rutina.
Los volcanes peruanos ajustan su propulsión
Hasta el borde huracanado, un precipicio adusto:
Cualquier fotógrafo correría en dirección contraria.
Los nervios envueltos en hojas de plátano
(Como tamales que renuevan su propio condimento).
El eclipse contempla el ojo de los hombres,
Los empuja a la pregunta sobre la yuxtaposición de una verdad natural:
El toro se yergue
El cóndor cae por el precipicio
La luna roja habla de la soledad de una hormiga
El alma ruge como un león-volcán que no teme el vuelo
En medio de cuarentaitrés cadáveres sopla un viento nuevo
Y la radio sigue encendida como si alguien estuviera escuchando.

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Aquel bello pariente de los pájaros

octubre 12, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

Aquel bello pariente de los pájaros
que escondía su sombra de la lluvia
mientras tú dirigías
sobre ardientes cuadernos el vuelo de su mano.
El niño que subía
por el estambre rojo del verano
para contarte ríos de perfume,
cabellos rubios y país de nardos.
Tu niño preferido -¡si lo vieras!-
es el alma de un ciego que pena entre los cactus.
Es hoy el otro, el sin reír, el pálido,
rabioso jardinero de otoños enterrados.

¿Y sabiendo esto lo quisiste tanto?
¿Lo acostumbraste al mar,
al sol,
al viento, para que hoy ande respirando asfixias
en un pozo de náufragos?
¿Para esta pobre condición de niebla
defendiste su luz de enamorado?

Poesía, no quiero este camino
que me lleva a pisar sangre en el prado
cuando la luna dice que es rocío
y cuando mi alma jura que es espanto.

Poesía, no quiero este destino.
Llévate tus sandalias.
¡Devuélveme mis manos!

El final de la historia lo dirán las estrellas
y las hojas que cubren mi sueño sepultado.

César Calvo

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El guardián del hielo

octubre 12, 2017 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments



Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.

José Watanabe

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