Poemas de Navale Quiroz

enero 12, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments


A la poeta Navale Quiroz la conozco poco, sé que nació en Apurímac, y que ya hace varios años se ha instalado a vivir en Ica, tierra fértil de poesía y pisco. Sé también que es educadora, maestra y coach; pero esto lo sé de puro curioso porque en realidad nuestras charlas han sido mínimas, pues todos andamos muy deprisa en estos tiempos. En medio de esa distancia está el recuerdo de sus ojos de peces saltimbamquis de río, la lejana luz de su sonrisa desde una endeble embarcación en el centro mismo de la Huacachina, el registro fotográfico de Carlitos bajo un endiablado sol iqueño y la frescura de estos poemas que hoy comparto y que como mariposas negras dan vueltas y vueltas constantemente por mi cabeza.

Revelación

Mi cuerpo cansado de ser cuerpo
un día me dijo:

Desvanéceme
Piérdeme


en el aire
en el mar
en un enjambre de ideas
en un bosque de pensamientos
altos frondosos

Hazme canción de un silbido
hazme viento
sonido de caracol
hazme brisa de sal

Mi cuerpo cansado de tener peso
masa
volumen

cansado de ser cuerpo
me pide.




Títere

Dejo mis párpados con sueño, el traje, el sombrero
la sonrisa estirada, el baile, la fiesta, la magia

Dejo mi centro y sus cuatro cuerdas
las maderas cruzadas, la valija de cuero, el peluquín

Doy las gracias

Y dejo en paz este poema
Lo dejo en pie mirándome

Enredada en el suelo.





Jungla

En la selva de tus manos me pierdo
cual florcita salvaje
casi sin tallo y de pétalos blancos.

Entre el follaje y las lianas sueltas de tus cabellos
colgada en vaivén continuo
observo tus ojos de león hambriento.

Enroscada como mono
comiendo de tus hojas de cicuta
que me hacen verte ahora más cerca
casi tan cerca de ti que creo enverdecer.



YO ERA UNA NEBULOSA, desvanecida, lejana
un cielo disuelto, confinado a respirar estrellas sin luz.

Un buen día, de noche, llegaste halcón de plumas de viento
como una supernova incandescente
me abrasaste, rayo, flecha, sino
tu simple roce me mató
y como la carta de la muerte del tarot
también renací.

Estiras los dedos de fuego y me haces
mientras me tocas barro y estrella, mariposa y flor
dragón en batalla
corre el río y riega mis venas
bendito dolor que me levanta de este mal sueño
bendito sueño de la vida
abres el universo y floto
esparzo mi nueva luz y la contraes una y otra vez mientras
me formas
plastilina de estrellas fugaces
chispas y barro
con tus manos creas mis piernas, mis muslos, mi pecho
con tus dedos delineas mi rostro
y tu lengua hace la mía
estrenas mi corazón y lo que contiene
mi sangre bebe de tu sangre blanca impoluta.

Pero acaba pronto
porque empieza a amanecer
y en unas horas habré de estar completa
deja que nazca el sol
para estar ante tus ojos
contemplándote.




LAS ESTRELLAS ENCENDIDAS han caído por siglos
así como nosotros fuimos luceros brillantes lanzados por los dioses
errantes soles ahora somos polvo.
Anochece en el desierto, la luna enfría la tierra.
Hagamos pues un nido, compañero, al menos un hoyo 
donde descansar
nuestros cuerpos acaecidos
y oigamos la voz del mar y el viento
en las caracolas que llevamos en el pecho
sopla el pututo
como lo hacían nuestros ancestros
recorre el espiral hacia el centro:
oigamos juntos nuestro infinito.




Breve selección de poemas de los libros Nohombre editado por Lustra Editores (2008) y Siembra de espirales (2019) editado por Alastor Editores.


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