mayo 28, 2020 Sergio Gómez Reátegui 0 Comments

JULIA FERRER.

Por Roger Santiváñez

Esta maravillosa mujer -eventualmente- almorzaba en el "Queirolo" de Quilca & Amargura; allí la veía yo y -a veces- la acompañaba en su delicada mesa de poesía.

Yo tenía sus dos libros publicados: "Imágenes porque si" (1958) & "La olvidada lección de cosas olvidadas" (1966) & le preguntaba sobre el grupo surrealista de la generación del 50 en el Perú.

& Julia -con sus lentes verdes ahumados clásicos- sonreía & me contaba sobre las hazañas de aquella mancha salvaje que lideraba el poeta Rodolfo Milla.

En realidad yo ya conocía a Julia Ferrer -cuyo verdadero nombre era Julia del Solar Bardelli- desde los días del Wony a mediados de los 70s, pero yo era muy tímido & me limitaba a saludarla reverencialmente de lejos.

Mas bien departia yo con su hijo -el poeta Marcos Rivarola- asiduo diariamente al Wony. Julia Ferrer fue también pintora y actriz de teatro & de radio-teatro.

Mujer hermosa & dueña de tremendo talento, suave pero firme personalidad, era una luz al mediodía en ese "Queirolo" de mi bohemia en los 90s. Un día ya no estuvo mas en su mesa del primer salon, junto a la ventana: había volado al cielo de la poesía. Pero a mi me dejó su sonrisa, esa que he tratado de rememorar en este solitario post. Siempre en poesía.


DE UN POSIBLE BARROCO RETORNO*

Cuando de un posible
barroco retorno
resurja el arcángel de la media mampara
en tropiezo verbal (atropello)
de filigrana y garúa
cuando
quebrando espejos los vampiros
tú puedas evocar
lo que él
lo que yo
navegando en mis cisnes
sin aventura
engalopados
y nubes boquiabiertas de placer dormido
Yo
la de siempre
hasta el azul o la partida
resucitando a medias
con mi cariño a cuestas (carroña)
domingado y huraño


Porque
la vida no es de todos los días
es a ratos
no más
es
a como puedas

Lima, noviembre, 1979.

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